miércoles, 21 de diciembre de 2011

Monumento al desastre en Corea del Sur.


En septiembre once de dos mil uno, en pleno corazón de Manhattan, se presento un hecho sin precedentes históricos, y que marco un cambio estructural en la lucha contra el terrorismo y en el terrorismo como accionante dentro de la política mundial y global.
 Va más allá de tener que quitarse los zapatos en los aeropuertos, o pasar por maquinas de escáner corporal y ser vigilados todo el tiempo durante la no tan grata experiencia de volar en nuestros días, va mas allá de no poder llevar en cabina elementos especiales, va en la sangre dolor, lagrimas, familias destruidas y héroes que lucharon, murieron defendiendo y permanecerán para sus seres queridos como un recuerdo, seres humanos que jamás llegaran a casa.
Ese hecho significo la invasión de los estados Unidos a Afganistán, y en solo ese día significo la muerte de alrededor de 3000 personas, afectando familias enteras, la economía profundamente y sobretodo destruyendo personas junto con edificios, del mismo modo que miles de muertos y daños materiales como consecuencia de la lucha contra Al-Qaeda.
Las imágenes  son impactantes, dos aviones chocando contra las torres gemelas mientras personas morían calcinadas, ahogadas, o preferían el suicidio lanzándose desde los pisos más altos; los cuerpos de rescate perdieron cientos de hombres que buscaban salvar a los afectados y hasta teorías de complot y profecías de Nostradamus se vieron envueltas en un día que marco mi generación.
En  Corea del sur en el año del decimo aniversario de dichos ataques terroristas, se publico el diseño de un set de dos torres, que se parecen profundamente a algunas de las imágenes que vimos en vivo cuando se presento tan terrible día para la humanidad.
Perdimos la vida de esposas y esposos, novias y novios, hijos e hijas, amigas y amigos, de héroes y heroínas, que por miles fueron quemados vivos, sepultados por los escombros o ahogados entre el humo y los gases explosivos producto de dicho acontecimiento apocalíptico.
La firma MVRDV quien lleva el proyecto, presentó excusas vía su página de Facebook por cualquier aparente similitud, diciendo que no era más que una coincidencia, y afirmando que no darán marcha atrás en el proyecto.
La verdad, yo lo considero una abominación, una falta de respeto con la memoria de quienes murieron, de quienes fueron afectados, y sobre todo, encuentro de pésimo gusto valerse del dolor de otros para buscar tener un edificio de arquitectura popular.
Las similitudes no son casuales, y si por casualidad resultan serlo, quiero recordarles a los ejecutivos de MVRDV que en nombre de todos aquellos que de alguna forma hemos sido tocados por esta tragedia mundial, que tengo un dedo levantado en su nombre.
Al final, no me resta más que desearles a los diseñadores y relacionados con el proyecto, que en su próximo vuelo se paren sobre un clavo al quitarse los zapatos en un aeropuerto, para que recuerden un poco del dolor y del cambio en la humanidad producto de la asquerosidad que intentan reproducir. Buen vuelo a ellos y que sus actos los lleven a su destino merecido.

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