domingo, 4 de noviembre de 2012

En dos sentidos

El lenguaje no es otra cosa que la herramienta de primera mano para compartir las ideas, los sentimientos, para expresar que somos, y que queremos.
Lamentablemente, seguimos usándolo y abusándolo sin pensar. Hacemos frases sin sentido, comunicamos ideas erradas, damos significados « propios » a las palabras, y al final de un ejercicio comunicativo, nos preguntamos, ?por que el otro no entendió?
Las palabras, no son otra cosa que la representación de una idea, de un concepto, de un sentimiento, y al usarlas de forma imprecisa, estamos induciendo al error a quien las capta, y al mismo tiempo estamos llenando de mentiras las verdades que buscábamos transmitir.
El lenguaje, es por definición vivo, y debe evolucionar, se llama de nuevas palabras, e incluso algunas cambian su sentido. Pero no producto de una acción individual, sino de un consenso social, luego cada vez que alguien dice para mi significa, simplemente desprecia a los demás y decide que su opinión supera el consenso. Al final, quien atribuye nuevos significados a las palabras de manera arbitraria, no es otra cosa que un prepotente, un ignorante o un simple egoísta.
Lo anterior, con el objeto de resaltar la necesidad de rescatar la comunicación, de rescatar la naturaleza humana del lenguaje y usarlo para acercarnos y no para seguir alejándonos.
Si llenamos nuestros actos y nuestros discursos de verdades, por mas dolorosas que ellas sean, seguramente seremos libres y definitivamente auténticos,  si aceptamos nuestros deseos, nuestras ideas y lo que pensamos, podemos transmitirlo sin engaños, de forma clara y así, pasar la pelota al interlocutor, quien podrá, informado, decidir que hacer con la información.
El lenguaje es un elemento de libertad, de aceptación propia y de integración, luego, porque hacer creer a otros que pensamos cosas que no?, por que ocultar lo que pensamos?
El lenguaje es la primera forma de unión que tenemos en nuestros días, con el podemos partir de extraños a las mas profundas intimidades físicas, psicológicas e intelectuales, podemos ser libres, podemos tomar nuestras decisiones y proyectarlas sobre aquellos que deseamos impactar con ellas.
Mas, cuando imprecisamente decimos, vagamente informamos y equivocadamente proyectamos, todos los proyectos, deseos y metas se transforman en caminos obscuros sin destinatario, y la comunicación se reduce a un monologo donde cada uno toma un turno para decir y para entender lo que le place.
Hoy quiero invitarlos a tomar el riesgo de aceptarse, y una vez hecho transformar esa aceptación en su presentación a los demás, hoy los invito de desnudar sus ideas, para que con las ideas desnudas de otros se reproduzca el saber, se fertilicen los sentimientos y se ejercite la raza.
Que bueno es un mundo en el que nos decimos las cosas y en el cual hasta los secretos, llegan exacto a donde deben.

Dejemos de mentir y mentirnos, dejemos de ser políticamente correctos y seamos abrumadoramente precisos, dejemos llevar por los demonios de nuestra alma y cuerpo, y cuando eso pase, digámonoslo, para que al final como cada éxito, sea un acuerdo sano, informado y divertidamente mutuo.

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